22/12/10

El TS ordena que el castellano sea lengua vehicular en los colegios de Cataluña

El Supremo reconoce el derecho de los padres a recibir también en castellano todas las comunicaciones, circulares y cualquier otra documentación


El Tribunal Supremo ha ordenado hoy a la Generalitat de Cataluña que adapte su sistema de enseñanza para que el castellano sea lengua vehicular en el sistema educativo junto con el catalán. Así lo establece la Sala de lo Contencioso administrativo del Alto Tribunal en tres sentencias en las que da la razón parcialmente a los padres de alumnos que recurrieron varias resoluciones de la Consejería de Educación.
En el escrito, el Supremo establece el «derecho a que el castellano se utilice también como lengua vehicular en el sistema educativo de la Comunidad Autónoma de Cataluña» y solicita para ello que el gobierno catalán adopte «cuantas medidas sean necesarias para adaptar su sistema de enseñanza». El texto exige, además, que las escuelas catalanas se adecuen a «la nueva situación creada por la declaración de la Sentencia 31/2010 del Tribunal Constitucional», en referencia al Estatuto de Cataluña.
«Idéntico tratamiento»
La sentencia del Estatut determina que es «inconstitucional y nulo» el artículo 6.2 del texto catalán purgado por el TC debido a «su pretensión de imponer un deber de conocimiento del catalán equivalente en su sentido al que se desprende del deber constitucional de conocimiento del castellano», lo que significa que el conocimiento del catalán de forma pareja al del castellano no es un derecho exigible desde el punto de vista jurídico. Por ello, el texto del TC exige «el derecho a recibir la enseñanza en catalán», aunque sin excluir al castellano, al que reclama «idéntico tratamiento en tanto que objeto de enseñanza y de conocimiento».
Además, las tres sentencias dadas a conocer hoy por el Supremo determinan el derecho «a que todas las comunicaciones, circulares y cualquier otra documentación, tanto oral como escrita, sean también en castellano». También el Alto Tribunal incluye en la resolución «el derecho de los niños en educación infantil a recibir la enseñanza en la lengua peticionada por los padres» y señala que «el modelo oficial de preinscripción en educación infantil ha de preguntar por la lengua habitual a los padres o tutores de los niños preinscritos en los cursos escolares en centros sostenidos con fondos públicos».

EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, AL CONTRARIO QUE EN EUROPA, RECHAZA EL HOMESCHOOLING

FUENTE.- LIBERTAD DIGITAL-VICTORIA LLOPIS
Tiene gracia que el Tribunal Constitucional haya evacuado justo hoy una sentencia sobre el llamado homeschooling. Y tiene gracia porque esta sentencia cae con estrépito sobre la opinión pública española que hace escasamente una semana conocía que el suspenso español en PISA era aún más profundo que en evaluaciones anteriores. Según el informe, en España el 20 por ciento de alumnos tiene un nivel de comprensión lectora que no garantiza su éxito en sus estudios. En el caso de Andalucía, Baleares y Canarias, el porcentaje asciende a un 25 por ciento. En el nivel 2, con un nivel considerado mínimo para lograr un aprendizaje básico, se halla sólo el 27 por ciento de los alumnos. En cuanto a las matemáticas, España sigue también por debajo de la media, con 483 puntos frente a los 496 de la OCDE. En competencias científicas, no hay mejora: 488 puntos, los mismos que en 2006 y por debajo de los 501 de la OCDE. Además, España tiene un porcentaje de repetidores muy superior a la media de los países de nuestro entorno –un 36 por ciento–, y que estos alumnos tienen bajo nivel a pesar de haber repetido curso. En los países con menos repetidores, como Finlandia, este dato sólo llega al 5 por ciento.
Igualmente, la Fundación Santamaría daba a conocer hace escasos días otro demoledor informe en el que constataba que la desmotivación de la juventud española sobre su futuro es total: el 46% de la generación comprendida entre 15 y 24 años declara su falta de confianza en un futuro prometedor, independientemente de la crisis económica, y más de uno de cada tres considera que por muchos esfuerzos que uno haga en la vida nunca se consigue lo que se desea.
También hace pocos días se daba cuenta de una sentencia por el que resultaba condenada una madre que pegó a la profesora de su hijo a cuenta de un bocadillo, en un caso más de violencia física contra los profesores como escalón final del desprestigio del profesorado por parte de la sociedad.
En este contexto, si uno sale a la calle a hacer una encuesta y pregunta a la gente normal para qué lleva a sus hijos al colegio, le dirán que para que aprenda cosas: a leer y escribir, a hacer cuentas y a conocer algo sobre el mundo que les rodea; a lo mejor incluso para que aprenda un poco de inglés, que siempre viene bien. En definitiva, para que aprenda algo que le sirva para su futuro. Seguramente la mayoría de las familias no se plantean grandes objetivos culturales, les basta con que su paso por el colegio les sirva para encontrar un buen trabajo el día de mañana.
Lo malo es que en la España de la Logse-LOE, eso ya no es así. Los centros escolares son meras guarderías donde simplemente los niños permanecen ahí de los 6 –o antes– hasta los 16, con independencia de que quieran o no, consigan o no, les interese o no saber algo sobre algo. Pasarán por imperativo legal estén como estén, si ya han repetido un curso en cada etapa; y aunque no sepan casi leer ni escribir, ni que "cónyuge" no se dice "cónyugue", tendrán su certificado de ESO y aterrizarán sobre el mercado laboral para engrosar las listas del Inem.
Pues bien; en medio del marasmo que certifica PISA, de la descomposición que afecta a la mayoría de los centros públicos que se han convertido en ciudades sin ley donde no hay autoridad ni respeto por el profesor, donde la rebaja de los contenidos –para evitar que el fracaso escolar oficial sea tan masivo como en la realidad es– raya en el analfabetismo funcional, y sobre todo, en medio de una escuela convertida escandalosamente en vehículo de adoctrinamiento político –léase Educación para la Ciudadanía y todo su cortejo–, el esfuerzo de unas familias que han conseguido sustraer a sus hijos de esta debacle y darles una educación que les ha proporcionado llegar a hablar cinco idiomas, tocar instrumentos, dominar todos los objetivos de instrucción previstos en los programas de matemáticas, ciencias, etc, y tener una vida social tan satisfactoria como los que más, ¿viene la Sra. Casas a decirnos que no puede ser, que tienen que ir a los centros de burricie oficial? ¿Cuál es la pega, señora mía? ¿Es que teme el Tribunal Constitucional que esos niños no se instruyan bien y peligre su formación académica? A la vista está que no. La razón es simple y evidente: el Estado no quiere a nadie fuera del circuito.
Al comentar el informe PISA 2006 ya decíamos que antes de la Logse, el sistema oficial de enseñanza era un medio de promoción social, con independencia del nivel previo socio-económico y cultural de las familias.Recordaba que J.F. Revel decía en El Conocimiento Inútil que "la decadencia que viene sufriendo la enseñanza desde hace 30 años es consecuencia de una opción deliberada, según la cual la escuela no debe tener por función transmitir conocimientos". La Logse supuso la imposición de toda una doctrina pedagógica, la ideologización total, y probablemente irreversible, de la enseñanza pública española. Y añadía Revel: "para mí sigue siendo una incógnita el grado de voluntariedad de la izquierda occidental cuando ha ido tomando decisiones que iban a conducir necesariamente a la universalización de la ignorancia". Los 30 años transcurridos nos han despejado la incógnita: la escuela ha sido tomada como herramienta revolucionaria de cambio social por el adoctrinamiento obligatorio y universal. Por eso, los homeschoolers son incómodos, aunque sean minoritarios; recuerdan que hay vida –¡y qué vida!– fuera del circuito estatal.
Afortunadamente, la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea en su artículo 14 dice que "se respeta el derecho de los padres a garantizar la educación y la enseñanza de sus hijos conforme a sus convicciones religiosas, filosóficas y pedagógicas." Nótese lo de "pedagógicas". Ánimo, homoschoolers. Acudan a Estrasburgo. En el resto de Europa sí hay homeschooling. Y que cunda.

14/12/10

EL INFORME PISA 2010. Comentarios de Carlos Jariod.

EL INFORME PISA Y UNA HIPÓTESIS

Carlos Jariod Borrego. Presidente de Educación y Persona

Fuente.- Análisis Digital, 14/12/2010

Una vez más se hace público el Informe PISA. En esta ocasión ha medido en detalle la comprensión lectora, además de la matemática y la científica. Y una vez más vuelve España a mostrar la mediocridad educativa que todos conocemos de sobra. PISA no descubre nada que no sepamos; lo interesante, quizá, sea la cuantificación de la mediocridad: ponemos números al marasmo educativo –y ya se sabe que eso de poner números es cosa muy importante para muchos.

No obstante, no me resisto a anotar algunas observaciones, quizá ocurrencias, sobre el Informe en sí mismo y acerca de lo más significativo del mismo.

Parece que el Informe PISA -o los procedimientos que desde las Administraciones proponen para evaluar el sistema educativo- se ha convertido en el oráculo por el que determinar la salud de nuestra educación. Así, estudios empíricos, con refinado aparato matemático, demuestran la buena o mala enseñanza de países, autonomías, tipos de centro, etc. Unos se sentirán satisfechos y otros mirarán incómodos para otro lado. Pero la educación no es esto.

Como el asunto es complejo y largo, lo intentaré expresar con precisión: la pedagogía dominante ha reducido la praxis educativa a una mera poíesis educativa, esto es, a una actividad productiva, tratable además mediante estadísticas. Sólo es relevantemente educativa aquella instrucción (lectora, matemática, científica o digital) que pueda ser mensurada. La reducción de la educación a instrucción medible matemáticamente parte de un principio que podríamos llamar principio de productividad; según este principio la escuela, como si fuera una empresa, debería rendir cuentas a la sociedad de sus resultados concretos. Claro que éstos no son el grado de integración ciudadana de los jóvenes, el aprendizaje y práctica de las virtudes (¿valores?), el interés cultural por renovar y conservar a la vez la tradición que nos une o el compromiso o la indiferencia juvenil ante la adquisición de conocimientos. Nada de eso mide PISA, por la sencilla razón de que nada de eso es matematizable.

Hacer de la medida el único elemento que condena o absuelve a una praxis educativa es no entender nada de lo que significa educar. Si hay alguna actividad humana en la que los aspectos cualitativos son esenciales, es la educación puesto que en ella se produce un encuentro entre alumno y profesor; la categoría de encuentro no puede reducirse a la dimensión productiva, aun cuando a ésta se la deba dar el papel que merece. Empequeñecer el encuentro de dos personas, ligadas por una tradición cultural de la cual el docente es el portavoz, a una cuenta de resultados es deformar el significado profundo del hecho educativo.

De esta visión impersonal de la educación se derivan consecuencias graves. Acaso la más notable es la ausencia de la finalidad y del significado de todo proceso educativo. Por qué y para qué los jóvenes estudian matemáticas, ciencias y leen son preguntas tan impertinentes que no se hacen. Pero esas preguntas son precisamente las importantes en educación, si queremos una instrucción adecuada en comprensión lectora, matemática y científica. ¿Qué es lo que nos mueve a los profesores a enseñar?, ¿qué es lo que impulsa a un joven a interesarse por Don Quijote o por la trigonometría? Pero también: ¿por qué es aburrido el estudio de la Historia o del Universo para la mayoría de nuestros alumnos? De nada de esto nos informa PISA.

Me temo que el fracaso educativo no se mide en números; o al menos no sólo en números. Parece, más bien, que es un fracaso de sentido, de un oscurecimiento de las razones por las que estudiar, de una ignorancia manifiesta de las metas a alcanzar. Y la situación es tan crítica que los jóvenes, contaminados por el hedonismo y el individualismo imperante, expresan indiferencia ante su alienación junto con una ignorancia respecto de lo que podrían llegar a ser. Desde luego, tampoco PISA informa de ello.

Si impugnamos la pedagogía dominante, de tipo pragmatista, debemos relativizar todos los sistemas evaluatorios actuales, también el que nos ocupa. Que no se me entienda mal. No afirmo que el Informe PISA u otros no nos informan de nada relevante. Tampoco defiendo que la escuela no deba responder ante la sociedad. Denuncio el carácter oracular, es decir, puramente mitológico de los sistemas de evaluación actuales. Éstos miden lo que miden; y lo que miden ellos mismos lo deciden, partiendo de una concepción determinada de la educación. Pero ni es la mejor ni es la única. Es sorprendente el que personas de diferentes credos políticos o educativos consideren pedagógicamente neutral análisis evaluatorios como el de PISA.

Con todo, el Informe sí nos ilumina sobre algunas características internas de nuestro sistema educativo, que son muy significativas. Es posible que en un próximo artículo me detenga en alguna de ellas.

Ante mí un examen de filosofía de primero de bachillerato de uno de mis alumnos. Junto al examen, un comentario de texto escrito a última hora por el mismo joven. En ambos escritos, siempre que aparece el verbo "deber" el alumno lo escribe con uve. Nada infrecuente, créanme. Sin duda, en el colegio sus maestros le corregirían, otro tanto sus profesores de instituto, como lo hago yo ahora. Y sin embargo… ¿cómo explicarlo? Tengo para mí que el fallo no está en la incompetencia de sus maestros y profesores, en la escasez de medios económicos de la familia, en la situación política del país o en una posible anomalía psicológica del muchacho. Quizá todo sea más sencillo.

Quizá se deba a que no ha descubierto la importancia de la lengua que habla, su belleza, su rigor, el tesoro que posee sin darse cuenta de ello. Quizá no ha descubierto la importancia de hablar bien, de escribir correctamente. Es posible que no haya reparado en la vida que habita en las palabras que escucha y lee. Por todo ello, a mi alumno le resulta indiferente escribir con faltas de ortografía, no le encuentra sentido.

Sospecho que cuando un alumno sabe por qué y para qué estudia, sus resultados son mejores que si desconoce el significado de lo que estudia. Ésta es mi hipótesis. Pero me temo que no tiene cabida en los refinados análisis del Informe PISA.

http://www.analisisdigital.com/Noticias/Noticia.asp?id=50945&idNodo=-5

1/12/10

EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL ADMITE A TRAMITE DOS RECURSOS DE OBJETORES A EDUCACION PARA LA CIUDADANIA (EPC)

El TC admite a trámite la demanda de unos padres objetores de Salamanca

VALLADOLID, 1 Dic.2010 (EUROPA PRESS) -

   El Tribunal Constitucional (TC) ha acordado conocer el recurso de amparo y admitir a trámite la demanda interpuesta por unos padres objetores de Salamanca contra la asignatura de Educación para la Ciudadanía (EpC).

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   Es éste el segundo recurso de amparo admitido a trámite por el TC contra las sentencias del TS por las que se anulaban las sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, que habían reconocido el derecho de los padres a la objeción de conciencia frente a EpC, según un comunicado de 'Salamanca Educa en Libertad' recogido por Europa Press.

   El primero fue admitido el 26 de octubre, y ahora se ha admitido el segundo recurso. Se trata, en ambos casos, de sendas familias de Salamanca, una de ellas de Ciudad Rodrigo.

   El abogado que tramita estos recursos, Francisco José Ramos Vega, ha explicado que la demanda de amparo debe especificar los derechos fundamentales cuya tutela se pretende, y que "han sido vulnerados" por un acto administrativo o por una resolución judicial y, además, deberá especificar la "especial trascendencia constitucional", que justifique una decisión sobre el fondo.

   La admisión a trámite del recurso "no prejuzga el resultado del mismo, pero sí  implica que el TC ha encontrado fundamento suficiente para entrar en el fondo del asunto" ha señalado Ramos Vega.

   "En el presente caso", añade Ramos Vega, "hemos invocado la vulneración de los derechos fundamentales a la libertad ideológica, religiosa y de conciencia y el derecho de los padres a que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus convicciones, garantizados por la Constitución".

   Por su parte, Lourdes Ruano Espina, presidenta de Salamanca Educa en Libertad, la admisión a trámite de estos recursos implica que el TC "ha entendido que existe fundamento suficiente para entrar a examinar el fondo del asunto, y pronunciarse sobre la vulneración de los derechos fundamentales".

     Se trata "de una buena noticia" para los padres objetores, que confían aún en que la máxima instancia judicial en España proteja los derechos fundamentales que les asisten, por el hecho de ser padres, "a que sus hijos sean educados y formados conforme a sus convicciones", ha precisado Ruano Espina.