Los escasos oyentes que sobrevivimos a la delirante deriva de la Cope, nos hemos desayunado hoy con el soporífero sermón de uno de los apóstoles más destacados de la nueva religión laicista que nos envuelve: Don José Antonio Marina Hay que reconocer que el tío tiene arte.
Es capaz de envolver al entrevistador más avispado (¿Ernesto Saez de Buruaga?) con una de sus típicas y engoladas peroratas, hasta el punto de hacer que quede postrado, con el pensamiento genuflexo ante él.
En la presentación de su último libro (de cuyo nombre no quiero acordarme) ha vuelto a recordarnos otra vez uno de los mandamientos laicistas de moda: ¡a nuestros hijos debe educarlos la tribu entera!. O sea Zp, Zerolo y…¡ÉL! Los padres, empezando por Buruaga, debemos ir olvidándonos del art. 27.3 de nuestra Constitución. Los progenitores estamos obligados a delegar en la tribu la responsabilidad más hermosa que nos ha sido confiada porque, según ellos, lo hará mucho mejor.
Emana de la filosofía barata de este falso profeta del laicismo, un tufillo que proviene del neomarxismo podrido, a saber: ¡Dejennos a sus hijos, que la educación corre a cargo de Papá Estado! Bururaga, y toda la Cope con él, se ha quedado aplaudiendo con las orejas mientras apuntalan en sus narices el despojamiento de nuestro derecho a educar a nuestros hijos según nuestras propias convicciones.
¿Es que no queda ningún católico cabal, capaz de contradecir en antena al pensamiento único? Aunque hay que reconocer que si José Antonio Marina está en los altares del neocatolicismo relativista, es gracias a la impagable labor de editoriales como S.M. convertida hace años en uno de los máximos exponentes de la decadencia de algunas órdenes, antaño religiosas, victimas de una indigestión postconciliar que las ha condenado a terminar siendo fábricas de sincretismo "OeNeGeriano".
¡Más madera! grita Marina, ¡Que los incautos no se enteran! Y mientras los embaucadores salen b de la Cope bajo palio, la emisora va sumando ex-oyentes.
Domingo Blasco
La deriva que ha tomado la COPE es difícilmente explicable.
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